viernes, 23 de julio de 2010

Romance Dawn: El amanecer de la aventura

One Piece

No consigo imaginarme cómo fue ese gran día en el que Eiichiro Oda tuvo la idea que revolucionaría Japón. Una idea sencilla, sin complicaciones. Una idea con una combinación bastante utilizada: aventuras, drama y humor, mucho humor.

One Piece salió a la luz un día del año 1997, un capítulo del manga ahora más vendido en la historia de Japón. Superó hace mucho al mítico Dragon Ball, aunque su autor está muy influenciado por la obra de Toriyama, todo sea dicho. Hace más de diez años que esta serie se lleva publicando y lo más impresionante es que está tan, o más viva que el primer día. Es una serie que a medida que la lees te va gustando más y más; es una serie que te enamoras de sus personajes porque son carismáticos hasta la médula; es una serie que sus lugares te conquistan por la cantidad de detalles que poseen. Es una serie que brilla por sí sola, que en mi opinión, todos deberían al menos intentar leer. 

Monkey D. Luffy es su protagonista, mi personaje favorito, y un tío de goma. Sí, de goma. Parece tan simple y banal que muchos se echan atrás por este simple hecho. El poder de este chico es sumamente original, y el autor cada capítulo lo sube un poco más. Sus nakamas (camaradas, aunque esta palabra es algo más familiar) son más de lo mismo, personajes que rebosan de carisma y cada uno de ellos tiene un objetivo diferente que espera cumplir al lado de Luffy. Aunque el camino a ser el Rey de los Piratas no es nada fácil. 

En fin, me encanta esta serie. Ninguno de sus casi 600 capítulos tienen desperdicio. Es oro impreso.

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